Los monzones son una sorpresa permanente. Desiguales, todo el mundo espera su llegada, siempre impredecibles. Son beneficiosos, porque riegan la tierra. También pueden ser muy dañiños. Arrasan con todo. Y te cambian la vida. Eso es lo que le pasó a Paloma Pastor. Un terrible accidente transformó la vida de su hijo y la de toda su familia.
Este mes, en Deep Talks, uno de los programas de podcast de BBVA, hablamos con Paloma Pastor, presidenta de la Fundación Sin Daño que trabaja para que se reconozcan los derechos de los niños afectados por un daño cerebral sobrevenido.
Se estima que en España afecta a 191 niños por cada 100.000. Muchos de estos menores necesitan primero, que se les salve la vida; y luego, que les ayuden con la rehabilitación porque “como el daño cerebral es sobrevenido, le produce una lesión a un niño que ha nacido sin esos problemas neurológicos”. Y cuando esto ocurre “es importante dar rehabilitación porque tienen una ventana terapéutica en la que tienen la oportunidad de mejorar”.
Y esa es su lucha. Una lucha que comenzó por su hijo y que ahora ha trasladado a todo un colectivo que necesita de muchos apoyos. Una madre coraje (ha contado todo este periplo en un libro con cuya venta pretende que ayude a lanzar un piloto de investigación con células madre), que ayudó a reconocer el derecho de su hijo y el de todos otros niños con daño cerebral adquirido.
Tener un hijo y cuidar de él es una responsabilidad increíble. Decía Nelson Mandela que “nada dice más del alma de una sociedad que la forma en la que trata a sus hijos”. Gracias a personas como Paloma, la sociedad en la que vivimos se transforma y es un poco más justa. Queda mucho camino por recorrer.
Pero al menos, parece que el monzón se va.